lunes, 5 de febrero de 2007

Ryszard Kapuscinski: Reportero del Tercer Mundo II


La guerra es la degradación del hombre al mismo nivel que la bestia. Cada guerra es una derrota para todos. No hay ningún vencedor”. Kapuscinski
Curso para navegantes de la globalización

La palabra globalización se empieza a utilizar después del fin de la Guerra Fría. La globalización es un problema muy difícil de discutir: con esta palabra se entiende un montón de cosas y se usa como en el arte se utiliza la palabra postmodernidad. Hay que empezar con la definición ¿Qué entendemos en este momento por globalización? ¿Qué hay detrás de esa definición? Sin esto no se puede discutir sobre el problema, porque cada uno tiene su propia definición: financiera, económica, política. La globalización es un fenómeno contradictorio de dos corrientes distintas. Es un río de integración de toda la tecnología, el mundo financiero, los medios de comunicación, pero simultáneamente es otro río en dirección opuesta que lleva a la desintegración, con conflictos étnicos, con ambiciones regionales, con tendencias particulares, en una gran corriente que vive y se desarrolla en contra de la misma globalización. En un seminario en Ayacucho (Perú) en el que participé el tema fue Globalización y Cultura Andina. Allí había dos escuelas de pensamiento; unos decían que globalización era un sinónimo de la palabra imperialismo y los otros decían que era una tendencia existente, importante y productiva para la humanidad. Hoy sentimos que algo está pasando y que tenemos una nueva conciencia de lo global, en temas como el agua y la contaminación del aire. Sin embargo, las fuerzas que participan en la globalización no están definidas, todavía son flotantes, no son precisas, no se han cristalizado. Entonces la lucha no va a ser sobre la existencia de la globalización, sino cómo utilizar este fenómeno para nuestros propios intereses y nuestros propios fines.
El precio de escribir libros

Yo sabía que para poder viajar por el mundo, a países apartados, sin tener dinero, debía pagar con un trabajo duro y difícil, tal vez el peor trabajo del periodismo, el de agencia de prensa. Es para esclavos. Tenía que pagar este precio para luego escribir libros. A la agencia de prensa hay que enviarle noticias cortas, por aquello de los costos, el tiempo y la competencia. Era un periodismo pobre y formal de no más de 800 palabras. Y yo viviendo en África, en Asia con esa realidad tan rica, tan colorida, tan diferente a la europea. Tenía que escribir sobre esto, que no cabía en los cables formales de la agencia de prensa, entonces me encerraba en mí cuarto a elaborar notas que se convertirían luego en libros, mientras mis colegas se iban al bar a tomar whisky. Esa fue una satisfacción personal frente al periodismo corriente, que es por definición cortés y no le da cabida para la descripción.
El peso de la palabra

Cada país de América Latina tiene por lo menos un diario serio y en algunos hay buenas revistas semanales, lo que significa que en la mayor parte de estos países el nivel profesional es alto. El otro problema es si esta prensa tiene influencia sobre la situación política. Pero eso no depende de ella sino de la cultura de la sociedad. Actualmente vivimos un período de banalización de la palabra. La palabra ya no tiene el peso de antes. El problema ahora en la comunicación no es la falta de verdad sino que existen demasiadas cosas. Todos los años, en otoño, se realiza la Feria Mundial del Libro, en Francfort (Alemania). En esta Feria se presentan más de 600 mil títulos. Si uno la visita durante 5 ó 6 días, no es posible ir a todas las salas a leer títulos. En la época comunista la prensa soviética tenía cuatro páginas y si en ellas aparecía algún artículo crítico, alguien perdía la línea o lo mandaban a un campo de concentración. Cada palabra tenía peso, valor de vida o muerte. Hoy la gente en Rusia lamenta y llora esos tiempos, porque había sentido al escribir algo. Ahora se puede escribir sobre cualquier cosa, y a nadie le importa. Desde hace 10 años tenemos en Polonia plena libertad, entonces la prensa escribe que este ministro es un coco, es un mentiroso y qué pasa, nada, ese ministro sigue haciendo lo que quiere en su puesto, ya todo es normal y nada cambia.
Un ciudadano llamado periodista

El periodista de hoy está entre dos fuerzas, la del poder que le dice que cuidado, que tenga responsabilidad y la de los jefes que lo presionan para que tenga chivas, si no las tiene lo sacan. Esto ya es normal en toda la prensa. Ya no existen reglas fijas, todo depende de la situación. Yo estoy en contra de esa prensa sensacionalista. Olvidamos que un periodista es un ciudadano del común. Entonces como periodistas debemos tener responsabilidad no sólo profesional, sino en sentido ciudadano: ¿es esto bueno para mi ciudad, para mi nación o para mi patria? No en el sentido partidario, sino en el sentido más alto de la responsabilidad. No podemos olvidar que la situación de un joven periodista que apenas empieza es débil frente a un periodista maduro con cierta posición que se puede permitir mayor libertad de opinión, de comportamiento. En los periódicos las cosas siempre se manejan de diferentes maneras, en unos es más grande libertad y en otros es más pequeña. Lo importante en todos los casos es poseer no sólo responsabilidad profesional, sino ciudadana.
Periodista para toda la vida

Todos somos seres humanos y como tal somos diferentes. Igual ocurre en nuestra profesión, unos son mejores que otros. Además, en esto del periodismo contemporáneo mucha gente llega a la profesión para no quedarse toda la vida, si encuentra algo mejor pago en una compañía de carros se va. El periodismo no es solamente una profesión, es una manera de vivir y de pensar. Nosotros decíamos con cierto orgullo que el periodismo era ese algo que íbamos a hacer toda la vida. Estoy seguro de que esta profesión requiere algo de sentido de misión, de vocación, porque es muy dura y si no se tiene valentía es mejor cambiar de oficio. Cuando me encuentro con estudiantes de primer año de periodismo les digo “si ustedes quieren todavía tiempo, todavía son jóvenes, si pueden hacer algún otro trabajo no hagan nada de esto”, porque si no están comprometidos con la profesión, ésta puede convertirse en un quehacer de cosas automáticas. El peligro de esta profesión es la rutina y creer que cuando se aprende algo ya lo sabemos todo. En el mundo de hoy la gente posee conocimiento y educación y si el periodista quiere ser aceptado por la gente debe tener mucho más conocimiento que ellos. A veces pensamos que el hecho de trabajar en una redacción nos permite todo y eso no es verdad. Trabajar en una redacción no es suficiente, lo importante es entender que si quiere seguir en la profesión se debe estudiar permanentemente y eso es muy duro hoy, porque cada día aparecen nuevos descubrimientos, nuevas ramas de la ciencia, nuevos conceptos de filosofía, de historia, de antropología, de psicología, de miles de cosas. En la actualidad los éxitos son tan altos que estar en la cumbre es sumamente difícil. Es como en el deporte, donde la lucha es por romper los récord de los otros. Estamos llegando al límite y en ese terreno nos tenemos que mover, aunque ahí sea difícil dar un paso más adelante. En esta profesión obtener algunos logros es sumamente duro, pero es la única guía, no hay otra.
Reportero sin imaginación

Hoy vivimos el fenómeno de la mezcla de géneros, ese debilitamiento de fronteras entre los géneros y las técnicas que podemos tomar de las artes, llamadas collage o ensamblaje. Es necesario romper esas fronteras tradicionales y buscar nuevos métodos, nuevas guías de expresión, nuevas formas para describir este mundo. Sabemos que no podemos llegar a descripciones plenas, pero tenemos que tratar de aproximarnos. En el nuevo journalism nos damos cuenta de cómo los métodos tradicionales de periodismo no reflejan la riqueza de la situación que se describe. Es entonces cuando tenemos que buscar ayuda en los métodos de la literatura de no ficción para enriquecer nuestro periodismo. Pero no el periodismo diario de acontecimiento, sino periodismo de profundidad. Entonces ese journalism no cabe en la fórmula de la noticia periodística, sino que abarca esa parte del oficio que trata de profundizar en nuestro conocimiento del mundo, para hacerlos más ricos y plenos. Es como el cubismo en la pintura, porque entiende que una forma lleva en sí muchas formas y trata de mostrarla desde varios puntos simultáneamente. Yo soy un pobre reportero que no tiene desgraciadamente la imaginación de escritor. Si yo la tuviera jamás habría ido a estos terribles lugares en donde estuve. Además creo que si se logra de escribir sobre lo que pasa en el mundo, esto tiene mayor peso que las obras de ficción. Si ustedes leen Le Monde encontrarán en la primera página todos los días la publicidad sobre una nueva novela francesa, entonces tenemos 256 novelas francesas por año. Yo siempre hago este ejercicio, les pregunto a los demás por un título de una novela que tenga en la mente o un escritor importante de novelas francesas hoy. Y nada”. Fin de la cita.
En el periodismo la lucha por la libertad

Debo insistir en que es periodismo solamente el que se ejerce al lado de la sociedad, los periodistas que sirven al poder son políticos y su misión es difundir las supuestas bondades del gobierno aunque contrasten con la realidad. Sin embargo cuando el destino los alcance, sobre todo a los más jóvenes y a los que no están corrompidos por la codicia, se encontrarán con una gigantesca verdad, el periodismo sólo puede existir en libertad plena. En democracia. Porque es el periodista quien contrasta la versión oficial con la realidad y devela la verdad y al estar controlada esa facultad el periodismo pierde su esencialidad y desaparece como actor social. Los regimenes dictatoriales, aun aquellos de inédito origen electoral, impiden la libre circulación de la información que pueda generar o aclarar dudas razonables, develar la verdad y reducir la angustia del pueblo. Al periodismo venezolano se le ha presentado un escenario político inédito y se ha visto obligado por las circunstancias a ser el muro de contención de las aspiraciones autocráticas de un régimen oclocrático que compensa su apoyo minoritario con la violencia de bandas armadas amparadas por la impunidad. Es imperativo el fortalecimiento intelectual de los periodistas contrapoder comprometidos con la sociedad, la democracia y la libertad. Recordando que el Art. 43 del Código de ética del CNP es tajante: “El periodista tiene la obligación de luchar sin pausa contra todo régimen que viole los principios de democracia, libertad, igualdad y justicia”.
Citas de Kapuscinski

“La guerra no termina el día en el que se firma el armisticio. El dolor persiste mucho tiempo. El verdadero final de la guerra se produce muchos, muchos años después de la declaración oficial. En el fondo, la guerra no acaba nunca. La guerra es consecuencia de la interrupción de las comunicaciones entre los hombres. No hay que olvidar nunca que la capacidad de comunicarse es la esencia de la humanidad. A veces, en momentos como éstos, uno siente la necesidad de salirse de la corriente del río y sentarse a la orilla a observar las cosas desde fuera. Los acontecimientos se suceden, veloces y caóticos, y engendran remolinos contradictorios e incomprensibles. Es preciso aprender a mirar bajo la superficie, donde todo va más despacio y es posible intentar captar la naturaleza profunda de la historia que estamos viviendo, lo que Fernand Braudel llamaba “larga duración”. Kapuscinski: Con Herodoto en la guerra.

“Oí hablar por primera vez de Herodoto cuando estudiaba historia en la Universidad de Varsovia, pero estábamos en el periodo estalinista y sus libros, aunque estaban traducidos, permanecían guardados en las cajas de la editorial. Porque su obra es una gran apología de la democracia, una acusación contra sátrapas y tiranos. Muestra que la guerra era el conflicto entre la democracia y la dictadura, y que la primera venció porque los hombres libres están dispuestos a dar la vida para conservar su libertad”. Kapuscinski: Con Herodoto en la guerra.
Publicado en Correo del Caroní el Jueves 1º de Febrero de 2007

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