lunes, 5 de febrero de 2007

Venezuela en mil preguntas CXL



¿Por qué se empeñaba Bolívar en 1818 en invadir Caracas?

Los que critican el empeño de Bolívar de apoderarse de Caracas y lo toman como una vanidad del Libertador, olvidan, que Caracas era la sede histórica del poder político, sede legal y sicológica de la autoridad suprema de Venezuela y única plaza con recursos suficientes para mantener la guerra; a su alrededor se levantaban las ricas haciendas de los señores mantuanos, y además comunicaba con el Puerto de La Guaira, lo que le confería condiciones estratégicas de primer orden; y de hecho los españoles lo primero que hicieron en la reconquista de Venezuela fue tomar Caracas.
¿Cómo se llamó el autor del “Diario de Bucaramanga”, qué nacionalidad tenía y cómo murió?

El francés Luis Perú de Lacroix, cuyo nombre real era Louis Gabriel Jean de la Croix Peru, fue el autor del Diario de Bucaramanga, cuya primera parte se extravió, publicado por primera vez, por Fernando Bolívar Tinoco, con el título de “Efemérides Colombianas”, en París en 1870. De abril a junio de 1828 vivió en el círculo íntimo del Libertador en Bucaramanga, mientras éste esperaba los resultados de la Convención de Ocaña. De esta época datan los recuerdos, notas y conversaciones que dejó escritas en este importante y discutido manuscrito. De singular importancia es su retrato físico y moral del Libertador, así como la descripción de su genio, uso y costumbres. Se suicidó en París, a finales de enero o principios de febrero de 1837, a los 57 años, motivado por el panorama de miseria que lo esperaba, la ausencia de su familia establecida en Bogotá y a la que tenía ya seis años que no veía, y a su exilio en Francia por el fracaso en Venezuela de la Revolución de las Reformas, en la que participó en unión de Pedro Carujo. “Mi sepultura me inquieta un poco”, escribió en su carta de despedida.
¿Qué es Leyenda Negra y Leyenda Dorada?

Leyenda Negra, ha sido la imagen desfavorable que tienen algunos críticos acerca de los procedimientos empleados por los españoles, y, en general, por la política de España durante la conquista y la colonización de América, acusándoles de fanatismo religioso, crueldad para con los aborígenes intransigencia y de casi todos los vicios, errores y crímenes inimaginables. Aunque la expresión Leyenda Negra es muy reciente (quizá empleada por primera vez por Julián Juderías en 1914) se nutre de las informaciones aportadas casi desde el mismo momento del Descubrimiento. La imagen del “buen salvaje” acerca de los nativos americanos, transmitida por Cristóbal Colón en su carta a los reyes en 1493: “...son sin engaño y liberales de lo que tienen... y muestran tanto amor que darían los corazones”, contribuyó para que fueran magnificados los excesos en que sin duda incurrieron algunos conquistadores para someter a los primitivos pobladores del Nuevo Mundo, pero básicamente esta lectura provino de dos orígenes muy diferentes: por un lado, surge de la denuncia, hecha desde una perspectiva religiosa, de los abusos cometidos por los conquistadores, por parte de clérigos comprometidos en la defensa de los derechos de los indígenas. Los misioneros se proponían sensibilizar a las autoridades españolas en favor de su causa, por lo que sus obras tenían una intención polémica más que histórica. A partir de estos escritos, numerosos autores elaboraron pinturas dramáticas, pero “legendarias” en su unilateralidad de la conquista. Por el otro, y principalmente, abrevia en obras escritas en potencias europeas rivales de España en ese período. Obviamente, las denuncias de holandeses o británicos no tenían como fin último la abolición del sometimiento indígena ni la humanización de las estructuras imperialistas, que ellos mismos imponían en sus respectivas colonias con todo rigor. Se trataba antes que nada de una literatura propagandística, que justificaba los sangrientos asaltos de sus “nobles” piratas y corsarios porque luchaban contra los “malvados y codiciosos” españoles. Gran parte del pensamiento ilustrado americano del siglo XIX se formó en esta visión, y la misma novelística de Salgari, como buena parte de la producción de Hollywood aún hoy difunden lugares comunes brotados de esta fuente. La leyenda Negra describe como idílica la cultura aborigen antes de la llegada del europeo a tierras americanas. Algunos románticos llegan al extremo de negar que conocieran la guerra. Pero la realidad es diametralmente opuesta. Las relaciones ínter tribales se caracterizaban por una gran violencia, evidenciada desde las costumbres exogámicas, es decir, el buscar pareja en otra tribu, lo que ocasionaba matanzas entre raptores y defensores, hasta la de capturar esclavos para venderlos o para usarlos en las labores domésticas de las tribus guerreras. La Leyenda Negra, propagada por quienes adversaban a España, por razones políticas o religiosas, aun cuando evidentemente exageraban los defectos y opacaban las virtudes, es una mezcla de verdades y mentiras expresadas con la apasionada vehemencia de aquellas épocas turbulentas. La Leyenda Dorada, por su lado, intenta presentarnos a los conquistadores y colonizadores poco menos que como santos desprovistos de defectos y dechados de virtudes. En el debate contemporáneo a los hechos y hasta nuestro siglo, algunos autores han concentrado su atención casi exclusivamente en la defensa de “la obra civilizadora de España”, y en lo que se ha dado en llamar el “sentido misional de la conquista”. Partiendo también de datos innegables de la realidad, como la superioridad tecnológica de los europeos en muchos campos, la importancia de la mística católica de la Reconquista española presente en la concepción imperial hispánica en América, o el perdurable legado de muchas instituciones de origen peninsular, esta visión llegaba a conclusiones exactamente opuestas a las de la leyenda negra: la codicia y los abusos habrían sido la excepción y no la regla, y los indígenas habrían ganado mucho más de lo que perdieron, ya que recibieron “la civilización” y el Evangelio en lugar de sus “bárbaras supersticiones”. En el siglo XX, la lectura hispanista ha estado muy directamente vinculada al nacionalismo antinorteamericano, y a su enfrentamiento con el liberalismo conservador de las elites del continente. En nuestro país, la difusión de esta visión ha estado ligada al auge, especialmente después de la década de los años 30, del llamado “revisionismo histórico”, de tanta incidencia en la tradición de los movimientos políticos mayoritarios y en el de algunos grupos “ultras” minoritarios. La verdad como suele suceder, está en el justo medio. Arturo Uslar Pietri lo expone de esta manera: “Ambas leyendas son, por descontado, falsas. Lo que pasó en América es bastante más complejo que una leyenda negra o que una leyenda dorada, es la complejidad del alma humana y de los hechos”.
¿Quién fue Nicolás Federman?

Nicolás Federman, alemán nacido en Ulm en 1505; como teniente general de Ambrosio Alfinger, estuvo encargado de la Gobernación de Venezuela en 1530. Inició una expedición, el 12 de septiembre de 1530, por su cuenta y riesgo, al interior del país, partiendo desde Coro rumbo al sur, con 110 soldados de infantería, 16 a caballo y más de 400 indios encadenados, regresando en marzo de 1531 con “algunos hombres menos y algún oro más”. Fue tan cruel en esta expedición, que cuando algún indio se detenía “por no abrirles la cadena les cortaba la cabeza”. Al regresar fue desterrado por Alfinger y volvió a España, donde obtuvo la Gobernación de Venezuela, pero en Coro los procuradores hicieron revocar el nombramiento. En 1535 volvió a Venezuela como teniente general de Spira, quedando al mando al salir éste en su primera expedición. Resolvió Federman salir también de expedición por su cuenta en busca de las riquezas de los indios chibchas de Bogotá, yendo para esto a Santo Domingo a buscar armas y provisiones, robó a los indios comarcanos de Coro cuanto tenían, inclusive a sus mujeres. Llevó encadenados 700 indios, y muchos soldados españoles, esta vez saliendo para Maracaibo en septiembre de 1535, y trasladó el vecindario al Cabo de La Vela, donde fundó el pueblo de Nuestra Señora de los Remedios, allí recibió el nombramiento de Gobernador en propiedad, no haciéndose reconocer en Coro. Siguió al sur, atravesó los Llanos, pasó el Meta, escaló los Andes y tras largos padecimientos llegó a la sabana de Bogotá. Regresó a España y luego de litigar con sus antiguos jefes, los Welser, murió en Madrid en 1542.
¿Quién fue Tomás Funes?

Tomás Funes fue una mezcla de agricultor y guerrillero, nacido en 1855 en Río Chico, estado Miranda, y que llegó a hacerse dueño del Territorio Amazonas al encabezar una revuelta popular y asesinar al gobernador, general Roberto Pulido, dos de sus hijos, y 122 personas más con sus familias. Durante su mandato hizo desaparecer a 422 personas de cuyos bienes se apropió. Por su crueldad y avaricia llegó a llamársele “el terror de Río Negro”. El 31 de enero de 1921, el guerrillero Emilio Arévalo Cedeño, asalta y toma San Fernando de Atabapo, capital del Territorio Amazonas, apresa a Tomás Funes, lo somete a un consejo de guerra y lo fusila por sus crímenes contra la población, junto a su segundo Luciano López.
Pablo Morillo fue derrotado en Margarita en la batalla de Matasiete. ¿Quién comandaba las fuerzas patriotas y cómo se desarrollaron las acciones?

El General Francisco Esteban Gómez. Pablo Morillo, que había llegado a Margarita el 14 de julio encontrando heroica resistencia de parte del coronel patriota José Joaquín Maneiro que al mando de escasos 500 hombres le disputa palmo a palmo el territorio, le ofrece al general patriota Francisco Esteban Gómez, gobernador militar de la isla, una capitulación que es rechazada y el 31 de julio de 1817 se enfrenta con 3.000 soldados españoles y 500 venezolanos, en la altura del Cerro Matasiete, a los 2.000 margariteños de Gómez, iniciándose el combate, que duró desde las 9:00 de la mañana hasta el anochecer, y a pesar del apoyo del cañoneo constante de sus buques, Morillo se vio obligado a retroceder, perseguido por los patriotas, dejando en el campo 500 hombres entre muertos y heridos. Después de varios intentos en los que toma Juan Griego, recibe la noticia de la pérdida de Guayana y decide abandonar la isla y regresar a Caracas.
¿Quién fue Fanny du Villars?

Madame Fanny Dervieu du Villars, de soltera Fanny Trioband de Aristeguieta, apellido que figura en el árbol genealógico de los Bolívar por lo que se supone era prima de Simón Bolívar, era la joven esposa del anciano barón Dervieu du Villars, y por algunas expresiones en la correspondencia de Fanny, como: “...Dime... pero escríbemelo con tu propia mano, que eres verdaderamente mi amigo. Es el único sentimiento que deseo y por el cual siento celos, pues no tengo derecho a reclamar nada más”, los historiadores han deducido que fueron amantes. Cuando Bolívar es ya el Libertador y presidente de Colombia, Fanny le escribe para pedirle dinero, para venderle el hotel por 300.000 francos, o para pedirle que reciba a su hijo Augusto y lo case con alguna joven de la familia y le designe algún destino en Europa como cónsul de la nueva República. Bolívar no le respondió. La tradición insiste en afirmar que la última carta de Bolívar fue para despedirse de Fanny. Pero está plenamente establecido que esa carta es apócrifa, el autor de la falsificación fue el doctor Luciano Mendible Camejo quien la fechó el 16 de diciembre de 1830 y la publicó en el Diario del Comercio de Barranquillas, Colombia, alrededor del año 1852. Esta carta inspiró el poema “Don Juan en Santa Marta” de Andrés Mata. Hoy se sabe que la última correspondencia de Bolívar fue para el general Justo Briceño con fecha 11 de diciembre de 1830. A partir de ese día su estado de salud empeoró y no pudo realizar ninguna otra actividad intelectual. Su testamento fue dictado el 10 de diciembre. (Continuará el próximo sábado).


Publicado en Correo del Caroní el Viernes 3 de Febrero de 2007

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